Los cuatro pilares de la fotografía de viajes
Hace unos años, con el viaje a Vietnam muy reciente. Me sorprendieron desde la Universidad Internacional de Cataluña para que hiciera una ponencia sobre fotografía de viajes. Con gran sorpresa por mi parte por la petición, acepté e inmediatamente después comenzaron mil dudas; cómo lo enfocaría, qué explicaría y qué fotos enseñaría. Así que lo enfoqué de la manera que estructuro mis reportajes y lo llamé «Los cuatro pilares de la fotografía de Viajes».

Cuando hablo de viajes y de fotografía de reportaje me encuentro realmente a gusto y decidí contar mi experiencia, desde la mayor humildad y sabiendo todo lo que por suerte me queda por recorrer.
Álvaro Leiva, un gran fotógrafo
Con el recuerdo constante de Álvaro Leiva, fotógrafo e incansable viajero con el que empecé como ayudante en este sector, fui elaborando mi discurso y eligiendo las fotos siguiendo un guión imprescindible para que este tipo de reportajes sean completos. Como me había repetido una y otra vez Álvaro, un reportaje de este tipo debe contener cuatro tipo de imágenes; detalles, paisajes, arquitectura y fotografía de personas.

Esto engloba todo, la forma de vivir en el lugar de destino, costumbres, cultura, naturaleza, etc. De modo que intentando concentrar tu atención en que estén bien cubiertos estos cuatros aspectos, es muy probable que vuelvas con un reportaje completo.

Tienes que encontrar tú estilo
Podría hablaros de técnica y de los imprescindibles, pero para mi es vital buscar un punto de vista distinto, personal. Que cada fotógrafo encuentre su estilo, es muy complicado y es un largo camino, que además está en constante cambio. Lo que hice hace muchos años lo más probable es que ahora no me guste nada… esa es una de las consecuencias de progresar.

Volviendo a la ponencia, me centré mucho en la fotografía de personas, siendo muy consciente de lo complicado que puede llegar a ser realizar buenas fotos de retrato durante un viaje. Aquí entran las fotografías robadas y con permiso, cual es mejor que la otra depende de muchas circunstancias. Tener el permiso de la persona siempre va a favorecer que como fotógrafo puedas interactuar y por lo tanto acercarte mucho más al sujeto, haciendo que este llegue a mirar a la cámara o se ponga de una forma concreta, (el “posa para mi” también existe en este tipo de fotografías) por el contrario cuando realizamos “robados” captamos una naturalidad que difícilmente podremos conseguir cuando esa persona es consciente de la foto.

Viajar y hacer fotos son dos de mis grandes pasiones (no se cuál me gusta más), seguramente no entiendo la una sin la otra. Acabamos de volver de Cabo Verde y ya estamos pensando dónde ir la próxima vez. ¡Os mantendré informados!
